martes, 25 de noviembre de 2014

"sonetos en el fregadero"

Ya que ha habido tantas mentiras, no sonará raro que te diga que nadie ha hablado de todo esto, de lo que ha pasado en los últimos meses. Las voces eran sordas, nadie ha mirado con ojos juzgadores y ni siquiera me he parado a pensar en qué sería lo que sentirían personas ajenas. Hemos cuidado con tanto cariño estas mentiras que nos las hemos creído absolutamente todas y no hemos dejado que se escaparan por cualquier ventana abierta de la casa, de nuestras casas. 

Tampoco he querido escapar de los problemas ni meterme en la cama muchas noches queriendo escurrirme hasta niveles subterráneos del colchón para no tener que levantarme al día siguiente con heridas del día anterior. 

Las razones son seres vivos. Mascotas emocionales que adoptamos tras cada acto llevado a cabo, y que desde el nacimiento mismo de nuestro recuerdo, se vienen a vivir con nosotros. Y las alimentamos, y maduran, y se desarrollan, y nos hacen compañía, y nos ayudan a estar mejor. Las razones son el mejor amigo del hombre y la más fiel amiga de la mujer. Un día, viendo la tele, te las miras por un momento y piensas cómo es posible que hayan crecido tanto, que ya no las reconozcas, con la poca cosa que eran cuando te las llevaste. Porque están vivas, y donde dijiste digo, dices Diego, y la verdad es que las dos suenan igual de bien y de adecuadas para el momento actual. No es que seas un puñetero incoherente, que también. Pero qué significa ser incoherente. Significa que tus razones crecieron y se fueron de casa. Y te dejaron solo otra vez. Las muy putas. Qué decepción.

Quizás lo que me sobran son las razones. Puede que me sobren tan fuerte que no las encuentre por ningún sitio. Están tan delante de mí como un televisor que proyecta imágenes vanas y diáfanas constantemente y sin percatarse del espectador. De todas formas el espectador delante del televisor es lo último que importa. ¿Y si pasa lo mismo con ellas? Las tengo y funcionan, están en movimiento constante e incansable, han estado construyéndose unas sobre otras desde que tengo uso de conciencia y especialmente desde hace un par de años pero no me entiendo con ellas. "Date tiempo", es lo que dicen, pero en medio del jaleo cuando uno necesita aire, de nada sirven las esperas. Y yo soy demasiado impaciente.



jueves, 20 de noviembre de 2014



"Siempre he creído que las personas más importantes de nuestra vida todavía no las hemos conocido. Y como no existen, no nos preocupamos por si el coche las ha dejado tiradas, si se les ha muerto un ser querido, si están tristes o si les han abandonado.
No existen aún en nuestro mundo y, por ello, su tristeza y su felicidad no nos pertenecen y no nos afectan.
Hasta el día que los conocemos y nos ponen al día de su mundo..."

Cuando las amistades que crees que son de una noche se convierten en amistades inabarcables.

martes, 11 de noviembre de 2014

Sinestesias de colores y texturas


Vale que no mirábamos hacia la misma dirección, pero también tuvo algo que ver tu ojo vizco y la rotación de la luna aquella noche. ¿O no? 

martes, 4 de noviembre de 2014

[...]
Está llegando el invierno terroríficamente rápido. Me he dado cuenta cuando, al levantarse de la cama, ha arrojado una brisa sobre mis clavículas y éstas se han estremecido haciendo de la única sábana que nos cubría un revoltijo de dudas y perífrasis que ayer nos dijimos a los ojos y a la boca, pero no a los oídos. Queda también alguna migaja que no quisimos decir pero se nos escapó mientras dormíamos. Llega el invierno de la noche a la mañana, y parece que dice, mientras lo veo, maquillado de odio y rencor tras el fino cristal que da a la calle algo así como: “jódete, no has tomado las decisiones que debías y aquí estoy, dispuesto a incrustarme en tus huesos para que no pegues ojos en estos cuatro meses”.

Y con la misma cara que pones cuando te cantan un cumpleaños feliz delante de toda la clase del colegio me quedo yo sobre su cama. Con cara de gilipollas.


Me vuelvo hacia el otro lado de la cama y oigo sus pasos que vuelven hasta que puedo seguirlos con la mirada. Ha vuelto el invierno, y esta vez, estoy muerta de miedo.