lunes, 29 de septiembre de 2014

Tendiendo recuerdos



La curiosidad mató al domador, pero éste murió sabiendo.


Más vale que te guste tu jeto, voy a verlo cada mañana.


Regalos dulces para el alma y el culete

28 dientes centelleantes
28 carcajadas con 28 años más

Desconocido, amigo mundano. Barco abandonado, VLC.


"Porque yo quiero serlo todo para ti y me da miedo no saberte demostrar"


Ni reina ni princesa. Esta bebita es algo más supraterrenal que un reino



Lo bueno, si breve... ¿qué coj..? ¡Lo bueno, que dure toda la vida!

Cachete mordisqueable


Gameboy player cachondo



   Va a ser todo un placer contemplaros cada día:



viernes, 19 de septiembre de 2014

Un 7 de julio entraba por la puerta del piso de Rubén con el corazón hecho una mierda pero con una sonrisa en la boca. Es decir, muerta de miedo pero disimulando. Sólo cuando tenemos el alma arrasada de tsunamis y nos dejan  solos cogemos impulso para saltar al vacío y esperar la caída. Podemos caer sobre zarzas o bien encontrarnos con la más confortable de las camas. También podemos olvidarnos de nosotros mismos, de querernos, de cuidarnos... Yo qué sabré de resacas emocionales... 
El caso es que a veces se te cruzan oportunidades en los momentos idóneos que te sacan de un brusco tirón a la superficie. Y sólo quieres llorar, pero no de la tristeza, sino de dicha.  Porque el destino ha sido tan bueno contigo como no lo había sido desde hace largos meses. Un destino que quiere vengarse del karma y mueve todos los astros paralelamente para encontrarte con nuevas personas que harán que todas tus penas se conviertan en alegrías. 
Podríamos convertir esto, muy a mi pesar en una fórmula matemática tal que así: O - (P+T) = A; donde a las nuevas oportunidades les restamos las penas y tragedias y encontramos alegrías incontrolables con personas excepcionales como las que me encontré en el piso de Rubén. Y si a esto le sumamos ganas de probar cosas nuevas y gusto por el trabajo bien hecho, la fórmula se amplía significativamente. He aquí el resultado de la recta que surge de operaciones no muy complejas:


Los miedos no desaparecen, pero la energía para perderlos tampoco.